Las personas que ejercitan su voz sienten vibraciones en ciertas partes del cuerpo al producir un sonido vocal, ya sea hablada o cantada. Cuando cantamos o hablamos con una colocación correcta o en la máscara, la voz y el cuerpo sienten estas vibraciones.
Las sensaciones de vibración normalmente van acompañadas de una sensación de fácil producción de la voz.
Los resonadores más importantes se encuentran en los huesos de la cabeza, y son: el paladar óseo, los senos (maxilares, esfenoidales y frontales), el cavum y la faringe.
Los resonadores son múltiples y casi podría afirmarse que todos los huesos del cuerpo entran en vibración por el canto o la voz.
El sonido se propaga a lo largo de todo el sistema respiratorio (desde los pulmones hasta los senos paranasales) lo que significa en palabras simples que el sonido es transmitido desde la fuente (cuerdas vocales) hacia lugares más distantes.
Un ejercicio que se puede realizar para comprobarlo y de forma muy simple es reproduciendo la consonante M (como si fuera el sonido de una vaca) con la cual podemos empezar a sentir las vibraciones de los resonadores.
El mecanismo de la voz es el siguiente:
Al inspirar los pulmones, se llenan de aire. Este aire se transforma en sonido.
En la espiración, las cuerdas vocales se tienden y se acercan entre ellas para abrir al paso del aire. Este aire, transformado en sonido, se dirige hacia los resonadores, donde adquiere su amplitud y su calidad antes de ser expulsado.