Dormir lo suficiente, una alimentación sana y mucho aire puro, son la base de una buena forma vocal, así como la de una buena salud.
El peor enemigo de la voz es la rigidez muscular tanto para el cuerpo como para el aparato vocal.
Beber líquido de manera regular, sobre todo agua (2 l. al día), hidrata las cuerdas vocales y el cuerpo.
No carraspear ni toser sin necesidad ya que, puede dañar los pliegues vocales y la garganta. Si tenéis necesidad de toser, apretad los labios, respirad con tranquilidad y tragad un poco de saliva.
Los ejercicios de respiración deben de ser profundos para lograr la fuerza, la docilidad y el control absoluto de los músculos de la respiración.
La inspiración debe realizarse por la nariz, en la que se filtra y se calienta el aire antes de llegar a la garganta. La expiración se realiza por la boca, lenta emisión del aire, controlado, dominado y dócil.
La respiración correcta es la costo-abdominal (la que utilizamos al dormir), evitando la respiración incorrecta (clavicular, de pecho).
Evitar chillar o hablar por encima del ruido ambiental.
Proyectar la voz y usar el diafragma como apoyo de la voz.
Leer o recitar en voz alta con voz ligera, para coordinar la respiración y la voz.
Limitar la cantidad de tiempo del habla. Platicar lo razonable y necesario, sobre todo si siente que su voz es frágil y se cansa con facilidad. En este caso el reposo vocal será necesario.
La postura corporal tiene que ser adecuada mientras hace uso de su voz porque pueden afectar a la zona laríngea y cervical.
Evitar áreas polvorientas, contaminadas o con mucho humo porque irrita y deshidrata las cuerdas vocales.